Las alcachofas son una de las verduras más sabrosas y sanas que podemos llevar a nuestra mesa. Estas verduras de invierno no solo destacan en el ámbito culinario por su sabor intenso y sofisticado, o por todos los nutrientes naturales que aportan a tu dieta, sino que además, son unas de las verduras más versátiles para cocinar. Así, puedes hacerlas salteadas, fritas, cocidas, guisadas, rebozadas, rellenas… Casi cualquier cocinado que se te ocurra seguramente quede bien aplicado a unas buenas alcachofas. Tanto si estás pensando usarlas como ingrediente principal, como si lo que quieres es añadirlas como acompañamiento para dar un toque de delicadeza al sabor de tus platos. También como guarnición para recetas de carne, pescado, arroces o añadidas a cualquier tipo de guisos, como por ejemplo, en una magnífica menestra de verduras.
Si quieres conocer algunas de las formas más deliciosas de cocinar las alcachofas, no te pierdas este artículo en el que descubriremos, además, los principales nutrientes y beneficios para la salud que las alcachofas aportan a tu dieta.
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Principales beneficios y propiedades de las alcachofas
Las alcachofas que comemos son las flores de la alcachofera (Cynara scolymus), una planta que es pariente cercana de los cardos. Originaria de los países de la parte más occidental del Mediterráneo, su cultivo con fines gastronómicos fue introducido en la península ibérica por los musulmanes y, con el paso de tiempo, se ha convertido en una de las verduras más sabrosas de nuestra tradicional dieta mediterránea. Así, no es de extrañar que además de buenísimas, las alcachofas sean también muy saludables.
Algunos de los principales beneficios para la salud de las alcachofas son:
- Su alto contenido nutritivo, muy ricas en vitaminas B1, B3, B5, B6, C, A, E y K; y en minerales como el calcio, el fósforo, el potasio, el hierro, el magnesio, el manganeso o el zinc.
- Su gran contenido de fibra, que te ayuda a regular el tránsito intestinal y te genera sensación de saciedad cuando las comes, por lo que son un alimento ideal para cuando quieres cuidar tu peso.
- Su bajo contenido calórico. Aproximadamente 53 kcal por cada 100 g, con un bajísimo aporte de grasa de 0,3 gramos.
- Su capacidad hepatoprotectora, contribuyendo al buen funcionamiento del hígado, y también de los riñones y de la vesícula biliar.
- Sus efectos digestivos, depurativos y diuréticos, que te ayudan a eliminar grasas, líquidos y toxinas de tu organismo.
Su contenido en cinarina, una sustancia natural que evita la formación de colesterol, triglicéridos y otros lípidos, y ayuda así a reducir sus niveles en sangre. Curiosamente, la cinarina es también la responsable de que el agua u otros alimentos te sepan dulces después de comer alcachofas, ya que esta sustancia inhibe ciertos receptores del gusto, causando esta percepción.
¿Cómo cocinar las alcachofas? Algunas ideas de preparación
Como ya adelantamos, puedes preparar las alcachofas de mil y una formas diferentes. Hoy vamos a ver 5 ejemplos diferentes de algunos de estos cocinados. Pero antes de eso, lo primero que deberás hacer es limpiar bien las alcachofas para poder cocinarlas, un paso que puede que te dé un poco de pereza a primera vista, pero que vas a ver que resulta muy sencillo.
Para limpiar las alcachofas solo tienes que retirar las hojas más duras y secas con la mano. También puedes ayudarte con un cuchillo pequeño, pelando las hojas exteriores como si estuvieras pelando una pieza de fruta. Puedes parar de quitar las hojas cuando estas vayan estando más tiernas. Después, corta el tallo de la flor y remata con el cuchillo la base, retirando los restos de las hojas que ya has quitado. En función del cocinado de cada receta, corta también las puntas de la alcachofa a la altura que necesites, ya que estas partes suelen estar también bastante duras. Si quieres, puedes ayudarte de una cucharilla para quitar también los pelillos del centro de la flor.
No obstante, si prefieres prescindir de todo este proceso, puedes optar por adquirir directamente corazones de alcachofa, que son la parte más tierna y sabrosa de las alcachofas. A partir de aquí, podrás proseguir con cada una de las ideas de cocinado que te presentamos a continuación.
Alcachofas hervidas
Una de las maneras más fáciles de preparar las alcachofas es cocidas. Solo tendrás que limpiarlas y cortarlas en cuartos. Luego puedes ponerlas en un bol con agua fría y zumo de limón para que no se oxiden, mientras vas calentando agua en una cazuela hasta llevarla a ebullición. Cuando el agua hierva, añade las alcachofas, sal, perejil, y dos hojas de laurel. Cuece durante 20 minutos o hasta que veas que las alcachofas están tiernas. Una vez cocidas, escúrrelas bien. A partir de aquí, puedes reservar las alcachofas hervidas para incorporarlas a otra receta, o puedes servirlas tal cual, aliñadas como más te guste: una vinagreta, con aceite de oliva virgen y zumo de limón, etc.
Alcachofas salteadas
Esta es una de las formas más sencillas y sabrosas de comer estas verduras. Una vez limpias, corta las alcachofas en cuartos o medios, según el tamaño, y cuécelas en una olla con agua hirviendo y sal durante unos 15-20 minutos. Mientras, pon un poco de aceite de oliva en una sartén y dora unos ajos cortados en láminas. Escurre las alcachofas ya cocidas y añádelas a la sartén. Salpimenta a tu gusto y saltea a fuego medio. Si quieres, puedes añadir unos taquitos de jamón para darle aún más sabor al plato.
Alcachofas al horno
Más fácil y rico, imposible, ya que puedes preparar tus alcachofas al horno incluso directamente sin limpiarlas del todo antes, solo retirando las hojas más duras del exterior, por lo que es un cocinado ideal para cuando tienes poco tiempo. Precalienta el horno a 180 °C, corta las alcachofas en mitades y las rocíalas con zumo de limón. Luego las colocas en la bandeja del horno bien separadas y con el centro hacia arriba. Añade unos 7 u 8 dientes de ajo sin pelar y espolvorea un montoncito de queso parmesano rallado ( (o cualquier otro queso curado) sobre cada media alcachofa. Hornea durante 20 minutos y listas. Ya tienes unas riquísimas alcachofas asadas, bien crujientes por fuera y tiernitas por dentro.
Alcachofas fritas
Otra idea crujiente y sabrosa de cocinar tus alcachofas. Tras limpiarlas y cortarlas en mitades, puedes freírlas directamente en crudo o cociéndolas antes unos minutos en agua, para que no necesiten pasar tanto tiempo en la sartén. Una vez hecho esto, fríealas en el aceite de oliva o de girasol bien caliente hasta que las hojas estén bien doradas por fuera, dales la vuelta, déjalas un par de minutos más, y retíralas a un plato con papel de cocina, para que absorba el exceso de aceite. Salpimenta al gusto y sirve rápido antes de que se enfríen.
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Chips de alcachofas crujientes
Farfalle con alcachofas baby
Alcachofas rellenas de foie gratinadas con parmesano
Alcachofas rebozadas
Las alcachofas rebozadas están también buenísimas. Una vez las hayas limpiado, córtalas en cuartos o en medios, según el tamaño, pero lo suficientemente pequeñas como para que puedan comerse de un bocado. Hecho esto, hierve las alcachofas como indicamos en la primera de estas ideas de cocinado y escúrrelas bien. Cuando estén bien secas, sazónalas a tu gusto, pásalas por harina y por huevo batido, y de ahí a la sartén con el aceite muy caliente. Fríe unos 3 minutos, hasta que estén doradas y crujientes, y retíralas a un plato con papel para quitar el exceso de aceite. ¡Listas!
Si después de estas ricas propuestas para cocinar las alcachofas todavía tienes ganas de más, échale un ojo a nuestra receta de farfalle con alcachofas baby, a estas crujientísimas chips de alcachofas, o a nuestra irresistible receta de alcachofas rellenas de foie y gratinadas con parmesano. Otras tres propuestas de cocinado sencillas y rápidas de preparar para incorporar las alcachofas a tu dieta, elaborados con nuestros corazones de alcachofa baby Verleal, ricos, nutritivos y con todo el sabor, el color y la frescura tradicional de las alcachofas de Navarra, ya que los preparamos sin añadirles ácido cítrico. Además, son una opción ideal también cuando vas con más prisa, ya que nuestros corazones de alcachofa baby vienen ya limpios y pelados, solo con las hojas más tiernas y listos para cocinar. Una opción irresistible para comer sano de forma sencilla.
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